Resumen del contenido:LA
ROSA DEL AZAFRÁN.
GÉNERO:Realismo. Costumbrismo
Nº Paginas:258
Nos encontramos frente a una divertida sátira costumbrista que
refleja la vida y las relaciones humanas (familiares, sociales, políticas y de
toda índole) en un entorno rural, más concretamente en los terrenos
pertenecientes a tres haciendas situadas entre Cazorla y La Mancha. La
novela La flor de azafrán es especial por diversos motivos. Está escrita en
un estilo lírico que inmediatamente apunta al siglo de Oro, lo cual añade
un indudable interés a la obra; además, aparecen, intercalados en el texto,
poemas que subrayan los hechos o los comportamientos de los personajes
de la novela; La flor de azafrán ofrece una visión de una España que, para
bien o para mal, está en tránsito de desaparecer; una España gris y
atrasada, en la que unos pocos gozaban de una impunidad insultante,
mientras que otros, en el contexto de una existencia miserable, no podían
o no sabían cómo defenderse ante tanto atropello.
Sabiduría popular; de eso hay mucho en esta novela. Dichos,
refranes, sentencias provenientes del menos común de los sentidos: el
sentido común. La flor de azafrán nos retrotrae a voces de otra época, a
conocimientos intuidos que se han ido perdiendo, y todo ello provoca que
la lectura sea muy gratificante, a pesar de la dureza de algunos episodios.
O mejor dicho, de la dureza estructural que el libro muestra. A pesar de
ello, la novela está narrada con simpatía y buen humor, con delicadeza y
amabilidad. El autor no busca hacer sangre sino tan solo mostrar las
injusticias de otro tiempo, y lo hace con buen sentido literario: el lector
disfruta con las andanzas de esta familia de señores y señoritos que
gobiernan a su antojo en sus tierras, tal si fuera la Edad Media.
La familia gobernada con mano firme por don Vicente, casi un
hidalgo, dueño de tres haciendas en las que trabajan como mulos un
ejército de labriegos y campesinos. Un don Vicente nada ejemplar en los
asuntos de la vida, como tampoco lo es su único hijo, el señorito
Alejandro, para quien la existencia se resume en alardear de su posición,
disfrutar de la velocidad de su bólido y añadir una fémina tras otra a su
coto privado… beneficiárselas, tal derecho de pernada, mediante
conquistas que más que conquistas son chantajes. Vicente y Alejandro son
insaciables. Y entre ellos, la señora Mercedes, que sabe perfectamente de
qué pie cojean uno y otro y que tiene conciencia plena de que su proyecto
de familia no ha salido como soñaba.
Alejandro es un haragán malcriado y solo le interesan las juergas.
Tratándose del único hijo de la familia, ¿qué pasará con el apellido? Y
sobre todo, ¿quién llevará los negocios familiares? Este conflicto es eje
principal narrativo de la obra.
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